La situación de las escorts y prostitutas que ejercen en Perú se rige por la desigualdad, la informalidad y la falta de políticas que reconozcan laboralmente a este colectivo. Si bien es cierto que la prostitución en Perú no constituye un delito cuando se ejerce por personas adultas, de forma voluntaria y sin la intervención de terceros, el proxenetismo y la trata de personas con fines de explotación sexual están penados por el Código Penal. Esto crea una zona gris que, en la práctica, deja a muchas trabajadoras y trabajadores sexuales en situación de vulnerabilidad jurídica.
Aun así, el trabajo más antiguo del mundo se sigue ejerciendo en el país. Pero en los últimos años Internet ha redefinido la forma en que se ofrecen y se contratan servicios sexuales en Perú. De hecho, desde la pandemia, muchxs trabajadorxs sexuales han encontrado en Internet una oportunidad más segura para ejercer, trasladando parte de su jornada en las calles a diferentes plataformas online.
Este cambio ha permitido que las escorts y prostitutas tengan mayor autonomía y visibilidad, mientras que los clientes disponen de más privacidad y discreción. No obstante, los vacíos legales siguen presentes, así como la falta de protección institucional y los riesgos asociados a la exposición en línea para lxs sex workers.
El sexo pago peruano, un mercado que se expande desde la pantalla
A falta de cifras oficiales y recientes sobre el trabajo sexual en el país, las plataformas online ofrecen una ventana más amplia del sector. Un ejemplo de ello es SimpleEscort Perú, plataforma de anuncios clasificados adultos que cuenta con cerca de 3.000 personas registradas como trabajadorxs sexuales.
Asimismo, sus datos muestran que poco más de 560.000 usuarios al mes acceden a la plataforma para navegar entre los anuncios de escorts y kines, tardando una media de 4 minutos. Además, la consolidación del teléfono móvil también se refleja en sus registros, pues un 91% de los usuarios acceden desde este dispositivo.
Esta tendencia creciente también se refleja en otros espacios digitales como OnlyFans, FanCentro o AdmireMe, que también se han consolidado en el país como vías alternativas para la oferta de contenido sexual. De hecho, según datos de Semrush, OnlyFans recibió alrededor de 2,7 millones de visitas en julio de 2025 desde Perú, posicionándola entre las principales plataformas de contenido para adultos bajo suscripción en el país.
En definitiva, esta transición digital ha modificado por completo la forma de ejercer el trabajo sexual en Perú. En lugar de anuncios en prensa o ubicaciones callejeras, las redes sociales y las plataformas en línea permiten a las escorts, kines y creadoras de contenido adulto mantener contacto constante con sus clientes, ganar visibilidad y diversificar sus ingresos.
Al mismo tiempo, los clientes (también usuarios) se han adaptado a este entorno digital, utilizando el celular como principal herramienta para acceder a contenido adulto y servicios sexuales, lo que refleja una normalización progresiva del deseo digitalizado.
Clientes y anunciantes conectados: quién es quién
Si bien la falta de registros dificulta la creación de un perfil de anunciantes y clientes, en plataformas como Simple Escort esta tarea resulta más fácil. A grandes rasgos, más del 80% de los perfiles anunciantes se identifican como mujeres, seguidos por personas trans y, en un pequeño porcentaje, hombres. Además, la franja de edad mayoritaria es de 18 a 24 años (64%), seguida por la de 25 a 34 años (28%) y de 35 a 44 años (6%)
En Simple Escort Perú se publican alrededor de 10.000 anuncios cada mes, y un 48% es rechazado por incumplir las normas de verificación.
La nacionalidad peruana es la que predomina entre las escorts y kines, con un 89,8%, precedida por las venezolanas (7,2%) y las colombianas (1,2%), reflejando la movilidad migratoria dentro del sector. También predominan los cuerpos flacos (30,5%) y promedio (16%), mientras que los curvy, atléticos o petite representan segmentos menores.
Por otro lado, entre los atributos personales, destacan términos como "independiente" (56%), “big butt” (52,5%) y "teen" (45%), que buscan proyectar diversidad sexual, juventud y autonomía.
Así son los usuarios del sexo pago en Perú
Desde el lado del cliente, predominan los varones de entre 18 y 55 años, siendo el grupo etario de 25 a 34 años el más significativo (22,5%). Cabe destacar que también hay una participación significativa de mayores de 55 años (17,7%) y +65 (7,4%). Este público se conecta, mayoritariamente, desde Lima (52%), Trujillo (11%) y Arequipa (9%). Sin embargo, también hay un porcentaje creciente de usuarios de Cusco (5%), Chiclayo (3%) y Piura (3%).
Lejos de los estereotipos, los datos de Simple Escort sugieren que se trata de hombres adultos con un perfil digital claro y con intereses diversos: lectores de noticias (41%), aficionados al deporte (37%), interesados en tecnología (21%) y en hobbies (17,3%). Este perfil indica que el consumo de servicios sexuales digitales forma parte de una rutina online tan común como la información o el entretenimiento.
¿Qué se busca y qué se ofrece?
Los datos de SimpleEscort permiten identificar no solo cómo navegan los usuarios, sino también qué buscan. Los filtros más utilizados revelan afinidad por perfiles trans (22%) y femeninos (17%), lo que refleja una apertura creciente hacia la diversidad sexual. En cuanto a nacionalidades, las búsquedas se concentran en venezolanas (31%), peruanas (13%) y colombianas (5%), lo que coincide con las tendencias migratorias declaradas por las anunciantes.
Por otro lado, los 10 servicios más ofrecidos por las anunciantes son:
- Oral: 51,5%
- Trato de novia: 47,5%
- Blowjob: 40,2%
- Masaje erótico: 39,8%
- Garganta profunda: 37,9%
- Beso francés: 35,5%
- Anal: 32%
- Eyaculación sobre el cuerpo: 31,4%
- Fantasías y juegos de rol sexuales: 30,4%
- Masaje tántrico: 29,5%
Asimismo, hay otros servicios que destacan por su morbosidad, como la lluvia dorada o el rimming, o incluso que integran las nuevas tecnologías, como las videollamadas eróticas o el sexting.
En definitiva, estos datos vienen a decir que el consumo de los servicios no es solo puramente sexual, sino también como parte de una economía digital en crecimiento que combina anonimato, curiosidad y acceso inmediato.
El trabajo sexual en Perú, en crecimiento pero sin reconocimiento
El auge del entorno digital ha dado visibilidad a una actividad que antes se movía entre las sombras. Pero también ha evidenciado las contradicciones de una sociedad que consume sexo online mientras evita reconocerlo en el espacio público.
El trabajo sexual peruano, tanto en su dimensión física como virtual, se ha convertido en una industria silenciosa que crece, se adapta y sigue buscando reconocimiento fuera de las pantallas. Sin embargo, aún queda mucho trabajo por hacer, pues este sector crece, pero sin un marco legal que lo regule ni una política pública que lo reconozca.