Entre zonas de tolerancia, el trabajo sexual en Colombia ocupa un lugar ambiguo entre la tolerancia social y la ausencia de políticas públicas. Si bien su ejercicio individual no es ilegal cuando es adulto, voluntario y sin mediación de terceras personas, aún persisten estigmas, los vacíos legales y los riesgos asociados a la informalidad, como la precariedad, la violencia y las redes de trata.
En paralelo a dichas zonas, el auge del trabajo sexual online ha transformado el mercado, pues la demanda y la oferta se han trasladado a las pantallas, donde plataformas como SimpleEscort ofrecen mayor autonomía y visibilidad al colectivo, así como un entorno más seguro para los clientes.
Así, en un país donde las desigualdades económicas y la migración venezolana han marcado el panorama social, el trabajo sexual digital se ha consolidado como una vía de sustento y autonomía para miles de personas.
Las señoritas de compañía, un sector que se mueve online
Desde la pandemia, el uso de internet y la expansión del uso del celular han redefinido la forma de ejercer y consumir servicios sexuales en el país. Muchas de las escorts y prostitutas que se anuncian en línea se han trasladado de las zonas callejeras hacia un entorno virtual. Aquí, pueden fijar sus propias tarifas, mantener un control en el flujo de clientes y promocionar su imagen libremente.
Tanto es así que Simple Escort Colombia, plataforma de anuncios clasificados adultos, es uno de los principales termómetros del mercado online en el país. Este referente dentro del sector de las acompañantes cuenta con unas 4.000 personas registradas como trabajadoras sexuales y con una comunidad de usuarios muy sólida, registrando alrededor de 700.000 usuarios mensuales.
El flujo de actividad en Simple Escort es constante: se llegan a publicar cerca de 9.000 avisos cada mes, de los cuales un 80% son rechazados por incumplir las normas de verificación.
Como dato destacable, los clientes colombianos pasan más de 5 minutos navegando por la web, mostrando cómo la búsqueda de servicios íntimos se ha normalizado entre los consumidores digitales. Además, el 79,5 % de ellos accede desde el móvil, reflejando un patrón de consumo rápido, directo y privado.
Los clientes de escorts: quiénes son y qué buscan
El usuario colombiano que accede a la plataforma presenta un perfil diverso, aunque con ciertos patrones comunes. Según los datos analizados, las personas que buscan escorts online suelen tener entre 25 y 64 años, siendo los porcentajes por edad los siguientes:
- 18-24: 13,6%
- 25-34: 24,2%
- 35-44: 16,3%
- 45-54: 15,4%
- 55-64: 19,6%
- 65+: 10,6%
Los intereses más frecuentes combinan temas cotidianos y culturales: noticias, deportes, tecnología y viajes lideran la lista, lo que muestra que no se trata de un público marginal. Además, las ciudades con mayor porcentaje de usuarios activos provienen de Bogotá (23%), Medellín (11%) y Cali (10%), lo que coincide con los principales centros urbanos y económicos del país.
En cuanto a las preferencias de búsqueda, hay evidencia de una demanda más abierta a la diversidad cultural, pues el interés se divide entre el género trans y el femenino, seguido a distancia por el masculino. Asimismo, interesan acompañantes por debajo de los 26 años (11,8%) y de nacionalidad colombiana (10,7 %) y venezolana (9,1 %), reflejando las dinámicas migratorias y la proximidad entre países.
Este comportamiento digital muestra cómo la búsqueda de servicios íntimos se ha convertido en un consumo más normalizado, a través de la tecnología y la inmediatez. El sexo pago, asociado a la noche o en avisos clasificados dentro de los periódicos, ahora se expresa con un clic.
El perfil de las escorts colombianas y sus servicios, en datos
De esas 4.000 personas registradas como trabajadoras sexuales activas en Simple Escort, más del 70% se identifican como mujeres, con un pequeño pero visible grupo de personas trans. Las edades comprendidas entre los 18 y 24 años predominan con un 58% de las usuarias, seguido por las de 25 a 34 años (36%). En cuanto a nacionalidad, el 95% son colombianas, mientras que un 4,3 % son venezolanas.
La sexualidad colombiana heredada de la narcocultura se refleja en el tipo de perfiles, destacando características como "big butt" (67 %), "jovencita" (65%) o "de lujo" (53%), mientras que las descripciones "independiente" o "universitaria" también aparecen con frecuencia.
Finalmente, entre la oferta de servicios, los 10 más solicitados son:
- Trato de novia: 77,2%
- Masaje erótico: 74,4%
- Sexo oral: 74,2%
- Videollamadas: 73,8%
- Pack de fotos y vídeos eróticos: 71,2%
- Masturbación con senos: 69%
- Fetichismo: 68,6%
- Tríos: 68,5%
- Garganta profunda 67,5%
- Sexo anal: 66,6%
Asimismo, otros servicios, como la eyaculación en el cuerpo, las fantasías y disfraces, el squirting o los besos en la boca son los más ofertados, entre muchos otros de la lista.
Las escorts, un mercado digital en expansión
Más allá de las zonas de tolerancia, el trabajo sexual en Colombia vive una transformación silenciosa pero profunda. La tecnología ha permitido mayor independencia a quienes ejercen esta actividad y mayor control cuando el sexo es trabajo, así como más seguridad y discreción para los usuarios. Un escenario que ha expuesto las carencias del Estado para ofrecer un marco legal integral.
Mientras tanto, las cifras de SimpleEscort revelan una realidad que crece en la sombra de la moral pública: miles de personas que ofrecen y consumen servicios sexuales online en un país que sigue debatiéndose entre la aceptación, el tabú y la necesidad económica. Así, el deseo digital en Colombia no solo habla de sexo, sino también de autonomía, desigualdad y adaptación a un mundo cada vez más conectado.