Al igual que en otros países de Latinoamérica, el trabajo sexual en Chile se mueve en un terreno legal ambiguo. Mientras que la prostitución adulta, independiente y voluntaria no está prohibida, sí que están penadas la trata de personas y el proxenetismo. Y, aunque es muy fácil de decir, la realidad es que hay una fina línea entre los diferentes escenarios que se dan a diario.
Aunque el ejercicio individual no está sancionado, tampoco existen leyes que reconozcan los derechos laborales ni ofrezcan protección para quienes ejercen trabajo sexual, tal y como reclaman las asociaciones y miembros del gremio.
Si ponemos el foco en datos actuales, Chile carece de estadísticas oficiales y recientes sobre cuántas personas ejercen el trabajo sexual en el país. Un hecho que también se da en otros países vecinos, como Argentina, debido a la clandestinidad en la que se ejerce.
Sin embargo, hay algunos registros sanitarios que dan algunas pistas, como los recogidos en el Informe de Comercio Sexual realizado por la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile en 2008. En este se señala que, según el Ministerio de Salud, había al menos 4.175 personas registradas como trabajadoras sexuales, de las cuales 4.058 eran mujeres.
Asimismo, registros del Ministerio de Salud centrados a través del Carnet Sanitario, en 2015 se contabilizaron unas 6.000 trabajadoras registradas, aunque se reconoce que todas estas cifras no reflejan la totalidad del sector, ya que el registro es voluntario.
Las escorts en Chile: radiografía actual del sector
Más allá de la prostitución callejera y el sexo pago legal en Chile, existen otras modalidades de trabajo sexual, entre ellas las escorts o señoritas de compañía. Conocidas por ofrecer servicios que van más allá de los encuentros eróticos casuales, como papel de acompañantes en eventos sociales, este colectivo ha visto cambiada su forma de promocionarse y trabajar desde la pandemia.
En el país, el mercado de las escorts se ha consolidado en internet a través de plataformas de anuncios clasificados adultos como Simple Escort. Esto se debe a que este tipo de directorios concentra gran parte de la oferta y la demanda, convirtiéndose en un canal fundamental para la visibilidad del sector y la conexión con los usuarios.
Cerca de 1.100.000 usuarios únicos visitan SimpleEscort Chile cada mes, que en los últimos años ha alcanzado una fuerte presencia gracias a su volumen de usuarios y a su gran base de anunciantes.
Esta consolidación también se refleja en datos internos del mismo directorio, pues cuenta con 7.000 personas registradas como trabajadxres sexuales hasta el momento. Además, se publican alrededor de 16.000 anuncios cada mes, de los cuales un 35% son rechazados para garantizar un entorno seguro para la comunidad.
Quiénes se anuncian: así es el perfil de las acompañantes chilenas
Según los registros de la misma plataforma, más del 80% de los anunciantes son mujeres, aunque también hay presencia de personas trans y, en menor medida, hombres. El grupo de edad predominante de las anunciantes es el de 18 a 24 años (56%), seguido por el de 25 a 34 años (31,5%) y de 34 a 44 años en tercer lugar (8,6%).
En cuanto a nacionalidad, un 54% de las anunciantes se identifican como chilenas, pero existe una presencia significativa de colombianas (24%) y venezolanas (10%). En menor medida, hay bolivianas, peruanas, ecuatorianas, dominicanas y cubanas, entre muchas otras, lo que refleja la diversidad migratoria en el sector.
El usuario más habitual: 45 años, de Santiago y lector de noticias
En el lado del cliente, los datos de SimpleEscort Chile revelan que el tiempo promedio de navegación supera los seis minutos y el 94% accede desde el celular, desbancando a tablets y ordenadores en el acceso a los servicios. Asimismo, los intereses de estos usuarios son muy variados, pero ninguno de ellos fuera de lo común: desde lectores de noticias (52%) y aficionados al deporte (36%), hasta entusiastas de la tecnología (19%), el mundo del motor (17%) y las finanzas (14%).
Por localización, Santiago concentra más de la mitad de los accesos (56%), seguido por Concepción, Antofagasta, Viña del Mar y Valparaíso. Asimismo, otras ciudades como Puente Alto, Talcahuano y Temuco concentran un importante porcentaje de actividad. Y, en cuanto a franjas etarias, la distribución es amplia, predominando los usuarios entre 45 y 54 (24,5%), seguidos por los de 25 y 34 años (23%) y los de 55 y 64 (21%). Un interés por estos servicios que se extiende a distintas generaciones y con hábitos digitales sólidos.
¿Qué oferta y demanda hay dentro del sector escort? Preferencias
La dinámica entre la oferta y la demanda dentro de la plataforma se refleja en las características físicas especificadas en los anuncios, así como en los servicios más solicitados.
En el lado de las anunciantes, los cuerpos medios (22,3%) y las flaquitas (22,1%) son los tipos más especificados, seguidos de las bajitas (6%), el cuerpo atlético (5%) y las gorditas (4%). Asimismo, en las descripciones predominan características físicas como curvy (65,7%), con aspecto teen (54%), independiente (53,9%) y de lujo (50%).
En cuanto a los servicios más ofrecidos, el sexo oral (69%) encabeza la lista, seguido por el trato de novia (65,8%) y el masaje erótico (61%). Otras prácticas, como el sexo anal, los tríos, el fetichismo o modalidades digitales como las videollamadas hot, muestran la diversidad de preferencias y la adaptación de este sector a nuevas formas de consumo.
En el lado de los usuarios, las preferencias giran en torno a la nacionalidad, siendo el filtro más utilizado, así como el género y la edad de las escorts. La nacionalidad chilena es la más buscada (14,7%), seguida por la venezolana (8%), la boliviana (7%) y la colombiana (6,6%).
En referencia al género, las mujeres y las personas trans son las más buscadas, junto con un pequeño porcentaje de usuarios interesados en hombres escorts. Además, las edades que mayor interés despiertan son menores de 26 años, seguidas por la búsqueda de acompañantes de entre 26 y 39 años, y las de más de 40 años en tercer lugar.
El rol de la digitalización en el mercado de las escorts
Sin duda, la digitalización ha cambiado profundamente el sector de las escorts y los anuncios clasificados adultos en Chile. Si antes la oferta se limitaba a anuncios impresos o zonas específicas de las ciudades, hoy las trabajadoras y los clientes pueden conectarse de manera rápida, directa y segura gracias a Internet.
Ahora, lxs trabajadorxs sexuales tienen a su alcance las redes sociales para promocionarse, así como plataformas como SimpleEscort y OnlyFans para ejercer de forma más segura. Un cambio que ha diversificado el modo en que se ofrecen y se consumen los servicios de entretenimiento para adultos, y que también ha traído consigo una serie de ventajas y riesgos.
Por un lado, estas herramientas digitales otorgan más autonomía a la hora de definir tarifas, horarios y condiciones. Además, la capacidad de controlar y gestionar el número de clientes es más fácil. Sin embargo, expone a vulnerabilidades como pérdida de privacidad, seguridad digital o la exposición a posibles estafas, sobre todo de cara al usuario.
En este entorno virtual también hay una ausencia de un marco legal que regule esta actividad. Y, ante esto, plataformas como SimpleEscort cuentan con unos términos de uso y condiciones estrictos para garantizar la seguridad y privacidad internos.
El sector escort chileno, entre la visibilidad y los derechos aún por conseguir
El mercado de las escorts en Chile combina expansión digital con ausencia de reconocimiento legal, tanto dentro como fuera de la pantalla. Sin embargo, la consolidación del sector en el ámbito digital apunta a que seguirá en transformación, con un crecimiento sostenido y con desafíos cada vez más visibles en torno a derechos, regulación y seguridad.
Asimismo, mientras los datos oficiales siguen siendo muy limitados y fragmentados, la poca información disponible en estudios y artículos periodísticos como este demuestra que miles de personas ejercen el trabajo sexual en el país, principalmente mujeres. Además, la digitalización ha dado un nuevo impulso al sector desde la pandemia, multiplicando la oferta y ampliando el alcance hacia diferentes tipos de usuarios.
En definitiva, los próximos años serán decisivos para definir si el país avanza hacia el reconocimiento y protección de derechos que reclaman desde el gremio, o si la actividad seguirá moviéndose entre la ambigüedad legal que la caracteriza hasta ahora.