Lleno de estigmas y falto de derechos, el trabajo sexual en Argentina es una realidad para miles de personas que deciden ejercer de forma independiente y voluntaria, ya sea a pie de calle o a través de la pantalla.
Los motivos que llevan a una persona a ejercer la profesión más antigua del mundo son muchos, ya sea obtener autonomía económica, ganar un ingreso que en ocasiones supera al de los empleos formales, o para mantener a sus familiares a cargo. Sin embargo, aunque se trata de una profesión más, la falta de reconocimiento y de protección legal hace que los estigmas hacia este colectivo no desaparezcan.
Según datos de Protex, hasta noviembre de 2023 se registraron 394 sentencias condenatorias por trata de personas, de las cuales el 77,2 % correspondió a explotación sexual.
Así pues, aunque la prostitución en Argentina es legal con matices, sigue generando debates sociales, políticos y judiciales. Un panorama en el que las pocas cifras disponibles hablan por sí solas y la labor de las organizaciones de trabajadxres sexuales es indispensable en la lucha por el reconocimiento de esta profesión.
¿Qué dicen los datos sobre el trabajo sexual en Argentina?
Debido a los estigmas y la clandestinidad en que se ejerce, los datos oficiales sobre prostitución en el país son muy limitados y desactualizados, pues no existe un censo.
Tanto es así que uno de los datos más conocidos, por divulgarse en medios y agencias de noticias, se remonta a 2009, con una estimación de 80.000 personas ejerciendo el trabajo sexual en todo el país. De estas, se estimó que unas 20.000 ejercían en la vía pública y alrededor de 60.000 en espacios privados. Sin embargo, se cree que estas cifras son mayores en la actualidad.
Unos datos que contrastan con otros que expuso la Asociación de Mujeres Meretrices Argentinas (AMMAR) sobre Buenos Aires. Desde esta explicaron que en 2020 había casi 6.000 trabajadoras sexuales más que a mediados de los noventa. Es decir, se pasó de las 14.000 personas en 1995 hasta las 20.000 entre mujeres y hombres ejerciendo en la capital antes de la crisis del covid, lo que supone un incremento del 42,8%.
Por otro lado, en 2021 el CONICET realizó un estudio que trató sobre las condiciones de vida de las personas que ofrecen servicios sexuales en 33 localidades argentinas. Entre otras cosas, en él se muestra que lxs trabajadxres sexuales tienen una participación heterogénea en este mercado, y son mujeres que sostienen económicamente sus hogares, teniendo familiares a cargo.
Cuando la prostitución es explotación: datos sobre la trata de personas
Por desgracia, la explotación sexual sigue siendo uno de los delitos más graves en la era moderna. Tanto es así que la Línea 145 de Protex (Ministerio Público Fiscal) recibió 1.941 denuncias, de las cuales 846 fueron por explotación sexual. De estas, la mayoría de las personas condenadas por trata sexual en el país son argentinas, mientras que los casos de explotación laboral afectan a personas migrantes.
Desde 2009, más de tres cuartas partes de las sentencias condenatorias por trata están vinculadas a explotación sexual, lo que evidencia la magnitud de esta forma de esclavitud moderna.
La mayoría de las víctimas son mujeres argentinas explotadas en su propio entorno urbano o provincial, sin necesidad de traspasar fronteras. En 2012, un estudio de UFASE/INECIP ya había destacado este patrón local, cuestionando la idea de que la trata se limita a redes internacionales.
El trabajo sexual más allá de las calles: Así ha revolucionado Internet el sector
Antes podías encontrar anuncios eróticos en periódicos, líneas hot o simplemente acudir a algunas zonas concretas de las ciudades. Pero lo cierto es que, con la digitalización, el trabajo sexual ha cambiado drásticamente en los últimos años. De hecho, la pandemia fue un punto de inflexión, pues aceleró la diversificación de este mercado.
Según el informe Putxs Datos (2020) realizado por AMMAR, durante la pandemia un 72% de las trabajadoras sexuales ejercían en la vía pública, mientras que un 12% en departamentos privados o por internet.
A partir de entonces, muchas trabajadoras sexuales comenzaron a reforzar su presencia online, combinando los encuentros causales con estrategias online, pues vieron una oportunidad más segura que el ejercer solo en las calles. Con ello, la plataforma de anuncios clasificados adultos Simple Escort tiene un papel muy importante en este cambio, pues es el punto de unión entre presencia online y trabajo presencial en el mundo del sexo pago.
Sin embargo, también hay trabajadorxs sexuales que diversifican su actividad en redes sociales o generan todos sus ingresos a través de la venta de contenido erótico bajo suscripción en OnlyFans. Porque al igual que ellas, los clientes se mueven en el entorno digital.
¿Quiénes son los usuarios de sexo pago online en Argentina?
Los datos de Simple Escort Argentina muestran que poco más de un millón de usuarios acceden cada mes a la plataforma, con un tiempo de navegación de alrededor de 5 minutos y medio, por lo que se toman su tiempo en navegar y escoger a su acompañante. Además, más del 90% se conectan desde el celular, lo que confirma el papel que tiene este dispositivo en el mercado.
¿Y qué preferencias tienen a la hora de encontrar acompañante? Pues bien, están interesados en mujeres y personas transexuales, de entre 18 y 26 años de edad y de nacionalidad argentina, aunque también despiertan interés las paraguayas y las bolivianas.
Quiénes son las anunciantes: perfil y servicios más ofrecidos
En paralelo, los datos sobre quienes se anuncian en SimpleEscort Argentina reflejan la magnitud de la oferta en este sector, pues cada mes se publican unos 26.000 anuncios. Sin embargo, alrededor del 60% son rechazados por no cumplir con las estrictas directrices de la plataforma, garantizando así la seguridad de los usuarios. Además, hay cerca de 12.000 anunciantes registrados.
El grupo mayoritario de anunciantes se identifica como mujer o persona transexual, predominando el grupo etario entre 25 y 34 años, seguido por el de 18 a 25 años y de 35 a 44 años en tercer lugar. Sobre la nacionalidad, predominan las argentinas en más del 90%, pero también hay paraguayas, brasileñas, colombianas e incluso españolas y alemanas, en menor medida.
Respecto al tipo de cuerpo, las flacas dominan en casi un 26%, seguidas por las de cuerpo medio (25,5%), las de cuerpo atlético (12%), las gorditas (8%) y las bajitas (7%). Y muy relacionado con ello están las características, liderando las curvy en un 59%, y otras que suelen encajar con algunas de las fantasías más habituales, como son las tatuadas (35%) o las universitarias (20%).
Finalmente, entre los 10 servicios más ofrecidos encontramos el sexo oral (63%), seguido de packs de vídeos y fotos eróticos (61%), trato de novia (59%) y tríos (57%).
El trabajo sexual se adapta a los nuevos tiempos
Sin duda, el trabajo sexual en Argentina es una realidad compleja que combina vulnerabilidad y estigmas. Y la falta de estadísticas oficiales dificulta acercarse a una visión más realista del sector. Sin embargo, la digitalización ha abierto nuevas oportunidades, pues muchxs trabajadxres sexuales han encontrado una herramienta para ampliar su alcance, gestionar sus clientes y tener un mayor control de su actividad.
Sin duda, la diversificación hacia plataformas de anuncios clasificados adultos, redes sociales y la producción de contenido erótico refleja cómo la profesión se adapta a los cambios y a los hábitos de consumo de los clientes sin perder la esencia.
Ahora bien, el principal desafío sigue siendo diferenciar entre el trabajo sexual ejercido de forma voluntaria, el cual busca reconocimiento y plenos derechos como otra profesión, y la trata de personas, un delito grave que continúa teniendo un peso importante en las estadísticas judiciales.